
Cuando llegas a Barcelona con tu guía turística en la mano y el Google Maps temblando, lo primero que te preguntas es: ¿qué idioma se habla aquí? Pues depende. De qué calle estés, de qué hora sea, y de si el camarero ha dormido bien. Porque esta ciudad es un festival lingüístico donde caben todos y a veces ninguno.
Catalán: no es un dialecto, es un idioma con carácter (y ño)
El catalán no es español mal dicho ni francés con resaca. Es un idioma propio, con su gramática, su historia, y sus palabras que suenan un poco a medieval. Si te topas con alguien que dice “Bon dia!” no te asustes, no está invocando nada, solo te está deseando buenos días.
La mayoría de los carteles en la ciudad están en catalán. Desde el metro hasta los letreros de “No tocar, gràcies”. También lo escuchas en la tele local, en las escuelas, en las canciones de grupos indie que nadie conoce fuera de Gràcia. Pero si preguntas algo en castellano, no pasa nada, la gente cambia de idioma en 2 segundos sin traumas ni dramas.
Castellano: el idioma comodín que nunca falla
Vale, estás en España, así que el castellano se habla. Mucho. La mayoría de los barceloneses son bilingües, lo que significa que pueden quejarse del calor en dos idiomas diferentes. Puedes hacer toda tu vida en Barcelona hablando solo en español, pero igual te miran raro si en el súper no dices “bon dia” primero. Etiqueta básica, como decir “gracias” cuando te dan un croissant.
Los debates entre “más catalán” o “más castellano” son eternos, y probablemente alguien esté discutiendo eso ahora mismo en un bar mientras tú lees esto. Pero al final todo el mundo se entiende. Más o menos.
Inglés: el idioma de pedir cerveza y perderse igual
Ah, el inglés. El idioma oficial de los menús para turistas, los free tours y los Erasmus que llevan aquí 8 meses y aún no han dicho “gracias” en otro idioma. En Barcelona se puede sobrevivir perfectamente hablando solo inglés, sobre todo en el centro, aunque a veces las respuestas vienen con acento de Albacete o de Berlín.
El problema es que a veces el inglés es… creativo. Verás menús con traducciones como “potatoes brave” o “squid to the iron” (sepia a la plancha, claro). Pero eh, tú sonríe, pide lo que sea y que empiece la aventura.
Otros idiomas que aparecen por sorpresa
Lo curioso de Barcelona es que también se hablan un montón de idiomas que nadie se espera. Hay barrios donde se escucha árabe, chino, tagalo, urdu, ruso, francés, italiano, y en algunos casos, incluso vasco (¡ese sí que es otro nivel!). La ciudad está tan llena de acentos que a veces no sabes si estás en un vagón de metro o en un congreso de la ONU.
Y luego está el idioma universal: el de los gestos. Si te pierdes, saca el mapa, sonríe, y alguien te dirá algo en catalán, tú responderás en inglés, se cruzará un alemán que traduce, y al final todos terminarán tomando café juntos.